Son muchos los profesionales que se inclinan por este tipo de espacios. Más allá de los beneficios económicos, la mayoría de usuarios prefieren un espacio colaborativo por el ambiente que se respira en el lugar, que les hace más agradables esas intensas jornadas de trabajo, con opciones para tomar un descanso en una zona común que les ayuda a desconectar, o compartir un café con otro coworker que acaba de conocer.

Pero ese ambiente ameno, colaborativo y que inspira; se construye a través de la comunidad, es decir; a través de nosotros y nuestro comportamiento. La relación que llevamos con el resto de coworkers y como nos comportamos y contribuimos con el espacio mantendrá viva la esencia del coworking.

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